Trabajadores/as
El mindfulness tiene un impacto positivo en las personas, aumentando su bienestar, su memoria de trabajo y su capacidad de resolución de problemas, y mejorando el funcionamiento de las relaciones (Creswell, 2017). Además, los estudios realizados en el entorno organizacional demuestran que aumenta el rendimiento laboral, las conductas cívicas y prosociales, la creatividad, los resultados positivos en las negociaciones, las relaciones interpersonales y la satisfacción profesional (p.ej., Dane & Brummel, 2014; Mesmer-Magnus et al., 2017; Reb et al., 2015; Sutcliffe et al., 2016).
Por otro lado, los entornos naturales protegen a los individuos del impacto de los estresores ambientales y provocan respuestas más relajadas, así como una disminución generalizada de los síntomas fisiológicos del estrés (para una revisión, véase Kondo et al., 2018). Además, la exposición a medios naturales modera los efectos negativos del estrés, reduciendo los estados de ánimo negativos y, al mismo tiempo, potenciando las emociones positivas (para una revisión, véase McMahan & Estes, 2015) y la recuperación del rendimiento cognitivo (para una revisión, véase Ohly et al., 2016) más que los entornos urbanos. .
La naturaleza no solo tiene efectos directos en la recuperación del estrés y de la fatiga mental, sino que también puede impactar indirectamente sirviendo como amortiguador de las situaciones estresantes en la salud (Berto, 2014; Hofmann et al., 2018).
Cuando las personas son expuestas a un entorno natural, pueden sentir estados similares al mindfulness (Lymeus et al., 2017). Las experiencias en la naturaleza pueden favorecer los estados meditativos a través de la fascinación suave y el estar ausente (dos cualidades de la naturaleza que ayudan a las personas a recuperarse del estrés) (Kaplan, 2001). Las prácticas de mindfulness, con el apoyo de las cualidades restauradoras de los entornos naturales, podrían ayudar a los principiantes con sus problemas de estrés o concentración a través de una meditación sencilla y sin esfuerzo (Lymeus et al., 2018).